AL SALMO RESPONDEMOS: DAME OTRO TEQUILA | El Brazo de Tía

AL SALMO RESPONDEMOS: DAME OTRO TEQUILA

En un mundo paralelo y mejor al nuestro hay más personas prendas que sobrias, porque así como en el mar la vida es más sabrosa, hay que reconocer que, con unos shots encima, también lo es.

El alcohol es como ese ex que las amigas odian y al que uno, no muy en el fondo, todavía quiere un poquito porque, aunque se haya portado mal, sé que gracias a su compañía tuve el valor para hacer muchas cosas que sola ni siquiera hubiera intentado… lo siento Simone de Beauvoir.

Les confieso: para mí prenderme es una de las cosas más deliciosas del mundo entero porque, aunque me mantengo consciente de estarla embarrando, igual aprovecho  para atreverme hacer cosas, sabiendo que puedo utilizar mi estado como excusa, y conseguir las agallas que algunas veces me faltan sobria.

 

Y es que creo que todos somos mejores personas cuando estamos prendos: reconocemos nuestros pecados y entendemos que Yisus y la profesora de ética en el colegio -solterona y con 50 gatos- tenía razón: todos somos iguales (en especial en borracheras, pues nos unen en lo perros y paganos), iguales porque al final de la noche tomarse otro shot y bajar otro dedo en “Yo Nunca He”, une más a las personas que la Teletón.

Porque si el alcohol es ese ex que mis amigas detestan, también es el que no puedo negar, el que así diga que odio y que no quiero volver a ver, al final lo hago; porque hay algunas cosas en la vida que, más que valer la pena, sirven para en un futuro no llenarnos la cabeza con preguntas antes de dormir sobre “qué hubiera pasado sí”…

 Por eso es un buen consejero, porque el alcohol ayuda a darse cuenta de que uno no tiene que sentarse a esperar a que las cosas pasen, sino que también puede escoger, buscar lo que quiere y, de vez en cuando, solo preocuparse por vivir el momento.  Por eso es que me gusta tanto caer en sus sensuales garras, para tener la opción de solo SER sin atormentarse por pensar en el futuro o en el pasado y, si llega a ser el caso, se puede arreglar con sor Paulina Rubio y al salmo respondemos: “dame otro tequila”.

Al final, beber es como un ritual de purificación: o te levanta y demuestra que estás bien y que eso que creías una tragedia no es tan importante, o te destruye y te hace ver y aceptar aquello que antes no quisiste. Por eso decidí dejar de culparlo y mejor darle las gracias por impulsarme hacer lo que siempre he querido y solo con él en las venas pude hacer.

LA ILUSTRACIÓN DE ESTE TEXTO FUE HECHA POR @NATALIASWARZ

@sussierave castro
susanaravec@gmail.com

CEO de las cosas rosadas y brillantes

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